El hijo menor de Ny agregó:

- Las personas no tienen respeto por los niños pobres. Nos pegan, nos insultan, nos tocan, porque vivimos en casas de madera, porque no tenemos comida y andamos descalzos.

No sabía hasta qué punto conocían las causas de lo que había ocurrido el día anterior. Al escuchar sus respuestas, me di cuenta de que comprendían mejor que nadie lo que había sucedido. Después de todo, habían sido marginados desde el día en que nacieron; una y otra vez habían experimentado el rechazo, la injusticia, la exclusión. Es curioso, y no sé por qué me sucede, pero a veces pienso que la gente humilde no es absolutamente consciente de su condición.

• Los blong no como espacio para una organización colectiva, sino para sus miembros. Blong individuales
• "Mientras [Aisha] investigaba en Afganistán, tenía que llevar un burka y ser acompañada casi constantemente por un hombre. Me dijo que la única vez que se sintió ella misma fue cuando podía bloguear".
• Un famoso blogueando para promocionar el apadrinamiento solidario. Aplicar métodos de mercadotecnia a los blong, ¿correcto o no?
  
• "En un clima en el que voces corporativas e institucionales están llegando a ser cada vez menos fidedignas, las voces y opiniones personales son las más valiosas orientaciones hacia la verdad".
• "Muchos de nosotros soporta una constante batalla para asegurar que la organización no usa la blogosfera simplemente como otro lugar para colgar comunicados de prensa".
  

Ella me dijo que muchos pederastas han sido víctimas de abusos en su infancia o en la pubertad. Y que todos, sin duda, han padecido durante la niñez acontecimientos muy traumáticos, que les han impedido evolucionar hacia la madurez psíquica. (...)

El hecho traumático, que excede la posibilidad de ser asimilado por el aparato psíquico, es guardado en el inconsciente. El sujeto repite y no sabe por qué, ignora que el trauma tiene memoria y solamente dejará de ser repetido cuando, terapia mediante, pueda poner en palabras los efectos de aquellos sucesos tan dolorosos que le destruyeron la posibilidad de seguir creciendo. Es necesario recordar y hablar de ello, para no repetir. (...)

Analía me explicó que se repite para no recordar al servicio de la enfermedad y se recuerda para no repetir al servicio de la reparación, tal como aseguraba Freud.

Creo que es fundamental que en Occidente comencemos a escuchar otras voces. Así como los autores del siglo XIX se animaron a contar las consecuencias negativas de la revolución industrial, los escritores y periodistas de este tiempo debemos animarnos a narrar las consecuencias del momento histórico que estamos viviendo, para tratar de defender a sus víctimas, pero también para romper con esta suerte de pensamiento único, homogéneo, que parece haberse apoderado de gran parte de los medios de comunicación, y que tan mal nos hace como sociedad, ya que nos priva de distancia, de perspectiva, nos cierra puertas a realidades que podrían ayudarnos a madurar, a sensibilizarnos, a romper con la dinámica del individualismo y el consumo compulsivo en la que parecemos estar tan atrapados como los niños en la pobreza que los obliga a prostituirse.