Las acepciones del eco. Acepción 4
tener ~ algo. 1. fr. Propagarse con aceptación.
Con aceptación. También se puede decir de esta manera: así lo hemos querido. Quien se ha visto saturado con este eco papal es porque se ha expuesto, por su propio riesgo, al flujo de información. En su amor por la contradicción, el público criticó y se sumó al eco. Justo Serna describe perfectamente la situación que la masa vivió. No importaba la noticia, no importaba el cuerpo duro en el que se reflejaba el eco; importaba esa liberación ante el empuje de lo unánime: la muchedumbre se congrega, se expresa, elimina la individualidad, se manifiesta, se exalta, convive y muere. Se trata del “sentimiento oceánico” descrito por Sigmund Freud.
“Educados para contenernos, para guardar las formas y las distancias, instruidos para atemperar en público las emociones –comenta Serna-, muchos sólo se permiten esas expansiones cuando están dentro de una multitud que los cobija” . Y gracias a la televisión ni siquiera tenemos que estar en la plaza del Vaticano para acercarnos, frotarnos y unirnos con los demás. Dejamos que el eco se propague por nuestros cuerpos no sólo con aceptación, sino excitados e ilusionados por ese “todos en uno”.
Una forma de callar y de producir olvido. Una forma de servilismo. Una forma de valorar lo que es digno de atención. Una forma de editar el mensaje infinitas veces, corregirlo y regular la comunicación. Una forma de unirse y a la vez una forma de desaparecer confundiéndose en la masa… No hay que despreciar el significado del eco.
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