Citas, citas, citas
En este capítulo durante mis prácticas en Onda Cero ya hacía una pequeña introducción de lo que también voy a comentar en este mensaje.
Hablo en él de cómo convertíamos algo en noticia sólo con tener una declaración de una fuente.
He encontrado un texto, viejo pero muy actual, de un tal Michael Kinsley, que publicó en "Time":
Durante las últimas elecciones me llamó un periodista de la televisión para decir que quería entrevistarme. Sorprendido -él sabe de política mucho más que yo- y halagado, acepté. Se presentó en mi oficina, dispuso luces y cámara, y me preguntó: "Mike, ¿se podría decir que...?", y comenzó a enunciar cierta teoría sobre el curso de la campaña.
Yo (deseoso de agradar): ¡Sí señor! Tienes toda la razón. No se me había ocurrido.
Él (malhumorado): No. ¿Es eso lo que dirías tú?
¡Ah! Entonces, no buscaba mi sabiduría. Tan sólo quería una cita. Según las convenciones del periodismo, sus intuiciones no le servían de nada mientras no encontrara a algún otro que las pronunciara. Eso confería a su hallazgo cierta espúrea autoridad que le absolvería de cualquier sospecha de incurrir en preferencias o fobias personales.
En cierto modo, el periodismo estadounidense se ha merecido el proceso "Masson contra New Yorker Magazine Inc." a causa de su veneración por la cita. El caso está ahora en el Tribunal Supremo. (...) El psiquiatra Jeffrey Masson fue objeto de un perfil elaborado por Janet Malcom para el New Yorker. Masson sostiene que Malcom le difamó poniendo en su boca palabras que él nunca dijo. Malcolm niega haber inventado citas, pero a la vez invoca un derecho constitucional a hacerlo. (...)
El mito es pensar que por apoyarse tanto sobre citas aparentemente literales, el periodista funciona como un cristal transparente a través del cual el lector puede ver el asunto en su íntegra y verdadera realidad. (...)
Las revistas de actualidad se apoyan mucho en las citas por otros motivos también. A cada momento, el redactor quiere abrir comillas y largar una cita que dé un toque de colorido y autoridad. Colorido y autoridad que muchas veces ocupan más espacio que el asunto mismo: "Irak no se convertirá en una pesadilla", dice el teniente retirado William Finnegan, actualmente consejero del Centro para la Guerra, las Epidemias, el Hambre y la Muerte, con sede en Washington.
Los diarios atesoran citas de "gente corriente", buscando más la autenticidad que la autoridad. Se piensa que una costosa encuesta realizada según las mejores técnicas tendrá mayor credibilidad si se encuentra a uno de los 250 millones de ciudadanos para que repita el lenguaje llano de los resultados obtenidos: "El 70% de los americanos menciona la inflación entre sus cinco preocupaciones principales". "Los precios se están poniendo por las nubes", dice Judy Draper, de 38 años, procesadora de datos y madre de tres hijos, vecina de Molina (Missouri).
En el extremo opuesto, un corresponsal en el extranjero que estuvo a mis órdenes trenzaba complicadas historias de intriga internacional, para terminar cada delirante párrafo con el conjuro ritual: "... según las fuentes consultadas". Pensaba que el mero hecho de declarar que tenía "fuentes" -sin decir cuáles eran- despejaba las sospechas de que todo podía ser un invento suyo.
Quizá lo que el periodismo necesita no son mejores citas, sino menos. El caso Masson nos recuerda que la exactitud y la profundidad de un artículo periodístico dependen necesariamente de las observaciones y conclusiones personales de su autor. (...) Con frecuencia es más eficaz -por no decir más honrado- expresar las propias opiniones claramente.
Qué bárbaro, ¿eh?
Ideas:
- No buscar fuentes porque sí, porque si no no cumplimos las reglitas de la noticia... sino para profundizar en algún aspecto, para comprobar que las cosas son así...
- No buscar declaraciones hechas. Demasiadas veces vas con la idea hecha de lo que te van a contestar, hay que tratar de elaborar el cuestionario para toda postura posible. Por ejemplo, probablemente, en un reportaje sobre las drogas, querramos la opinión de un médico. Casi con seguridad pensamos que nos va a hablar de lo malas que son las drogas. Así empezaríamos a preguntarle: ¿por qué son malas la drogas?, cuando lo justo sería preguntar primero: ¿cree usted que son malas las drogas? Parece estúpido, pero seguro que hay ejemplos bastante más crueles sobre este pre-posicionamiento.
- Contra el periodismo declarativo. Éste es una de las plagas de la comunicación actual. Consiste en convertir en noticia lo que ha dicho alguien, aunque no tenga la más mínima importancia. Cuántas veces hemos leído aquello de "fulano de tal dijo que apostaría por el diálogo". Esta frase, en concreto, se repite tanto que ha perdido todo significado. Sólo hay que abrir el periódico y tachar los textos que convierten en noticia una frase. ¿Qué resta?
En cuanto a la última frase, muchas veces se me ha ocurrido que sería divertido que en lugar de "diario independiente de la mañana" o cualquier otra placa así que se cuelgan los periódicos, pusieran algo como "diario casi-casi del partido x, pero que en x no está de acuerdo con él y dependiente de los anuncios de la empresa x".
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