La revolucionaria de Tánger
A veces pienso en que ahora nunca me acerco a la playa. Hace cincuenta años, en verano, me pasaba allí todo el día. El día en que, por lo que fuera, no iba a la playa, me parecía vacío, perdido. Los marroquíes decían que estaba loco. En aquel tiempo, los hombres no tomaban el sol. Creían que era perjudicial. Después de la guerra, los jóvenes jugaban al fútbol en la arena y, de vez en cuando, veías a una mujer adentrarse en las olas, vestida de pies a cabeza, desde luego.
La muchacha marroquí que era vecina nuestra en la calle Maimouni tomó por costumbre llevar a las mujeres del barrio a la playa por la tarde. Regresaban antes de la puesta de sol, eufóricas. Jane decía de aquella muchacha: "Es una revolucionaria. Tiene el único par de aletas de goma de todo Tánger".
Paul Bowles en "Días y viajes"
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