Bitácoras, es el turno de los universitarios
Los cuadernos de bitácora están tomando mucha fuerza entre las posibilidades que ofrece la Red al usuario. Con su fácil manejo, permiten que casi cualquiera pueda tener su propia página web. Desde periodistas a políticos, desde soldados hasta amas de casa: todos las utilizan para compartir con los demás lo que piensan, ven o sienten. También los alumnos tienen en ellas una poderosa herramienta.
Aún es imposible hablar de las bitácoras sin explicar qué son. Hace unas semanas, en clase de inglés las presenté lanzando preguntas como estas: “¿has escrito alguna vez un cuento?, ¿te gusta hacer fotografías?, ¿dibujas?”. Una pregunta final remataba el cuestionario: “¿alguna vez has querido mostrar a los demás ese cuento, esas fotografías o esos dibujos?”. Así es fácil entender el valor de las bitácoras, porque suponen una buena posibilidad para compartir nuestras aficiones o nuestros trabajos. Son una respuesta a ese eterno anhelo humano de encontrarse con el otro.
Qué son las bitácoras
Los cuadernos de bitácora son esencialmente una forma de comunicación. Tienen diferentes denominaciones: bitácora, weblog (en inglés), blog (su diminutivo) o log. Cuando el cuaderno trata sobre la guerra se le llama warlog, cuando sólo contiene imágenes se le llama fotoblog o flog, cuando su contenido es mayoritariamente sonido hablaremos de un radioblog. Así podríamos continuar porque su desarrollo ha sido espectacular.
Se trata de páginas donde se van agregando textos y estos se ordenan automáticamente de forma cronológica. Ese automatismo es la clave de su éxito: publicar una bitácora no requiere de altos conocimientos de informática. Hay portales que ofrecen bitácoras prediseñadas, donde tu función es únicamente redactar el contenido.
Así, un blog es un sólo un formato, el tema del que se publique puede ser cualquiera. Uno de los más famosos usos de las bitácoras es el que hacen los periodistas que difunden información alternativa a la que publican en sus trabajos, pero actualmente el uso más extendido es el del diario personal.
Dónde encontrarlas y cómo hacerlas
Hay directorios en castellano o en otros idiomas que tratan de ofrecer las listas más completas de bitácoras existentes en la blogosfera, que es como se llama a un conjunto de blogs. Puedes empezar por visitar Bitácoras.net o Bitácoras.com, por ejemplo. Aunque también puedes conocer nuevas bitácoras a través de los enlaces que hay de unas a otras.
Existen varios portales que ofrecen ya la posibilidad de crear estos cuadernos de forma gratuita y con más o menos posibilidades técnicas. Ya.com o Universia.net tienen sistemas, pero el más usado y fácil en castellano hasta ahora parece ser el sistema de Blogia.com. El sistema más famoso mundialmente está en inglés y es el de Blogger.com.
Solos ante el peligro
En octubre de 2004, Jesús Carreras publicaba en su blog unas reflexiones que había preparado para un coloquio sobre weblogs y educación. Para él, “desde el punto de vista didáctico configuran una nueva forma de aprender, pudiendo incluso hablar de la lecto-escritura y aprender haciendo” . Carreras invitaba así al uso de las bitácoras como herramienta más que apropiada para la enseñanza. Pero también podríamos plantear algo más allá: el uso de las bitácoras para el autodidactismo, la inversión del rol pasivo del alumno hacia la hiperactividad. Es el turno de los estudiantes.
Ante las bitácoras, el universitario (o cualquier otro alumno) se encuentra con una ausencia casi total de bloqueos externos. No tiene las limitaciones de líneas editoriales, no tiene casi limitaciones técnicas: él mismo diseña su lugar. En esa desnudez, se puede decir que casi lo único a lo que se enfrenta el estudiante es a sus propios bloqueos: miedos, apatía, ignorancia.
Un lazarillo para los estudiantes
También las bitácoras pueden aportar mucho contra estas barreras personales. Una bitácora se convierte en lo que tú le dictes. Así el alumno puede plantearla como un cuaderno en sucio, sin exigirle demasiado, y crear en él algo así como una tormenta de ideas permanente. Como en la popular técnica creativa del brainstorming, el usuario puede proponerse no criticar nada de lo realizado hasta que lo crea conveniente.
Por ejemplo, centrándome en mi carrera y aunque las bitácoras pueden aplicarse casi a cualquier contenido, un alumno puede plantearse empezar a experimentar en algo que le atrae pero que desconoce, como puede ser la infografía (es el caso de http://picassina.blogspot.com). Otro aspecto interesante en las bitácoras es que no tienen por qué ser individuales. Así, alumnos de periodismo podrían plantearse crear una revista digital para empezar a prepararse sus propias prácticas (http://cafeexpress.blogspot.com).
El lema bien podría ser “primero publica, luego te defines”. El estudiante que empieza el primer curso no suele tener claro qué quiere hacer, sólo cuenta con una intuición. Con una bitácora se configura un espacio donde el estudiante puede encontrar y desarrollar sus propios intereses y puntos positivos, organizando él mismo una orientación personal.
Cuestión de motivación
Tener voz o no en el mundo, al menos dentro de un país desarrollado como este, empieza a ser una cuestión de motivación personal. Un atractivo que tienen los weblogs es que se consiguen lectores de forma inmediata. Además hacen posible que estos comenten cada una de las notas publicadas, generando así un intercambio democrático de impresiones que puede animar mucho al escritor.
Al contemplar todo su trabajo acumulado en los archivos mensuales de su cuaderno, el usuario experimenta una sensación de avance que no se da tanto en clase debido a la fragmentación que origina la diversidad de asignaturas. La bitácora además le ofrece una memoria de lo realizado a la que puede acceder desde cualquier lugar del mundo. Allí puede almacenar documentación que pueda interesarle en un futuro. Además, si el usuario visita otras páginas para comentar sus contenidos, la bitácora indirectamente acaba creándole algo muy deseado: la fidelización a otros medios de comunicación o incluso la afición a consultar otro tipo de fuentes.
Las bitácoras se plantean como una solución también para quienes les cuesta adaptarse a otras publicaciones abiertas a la participación. Muchas veces ocurre que en la facultad o en el barrio, algún amigo te ofrece publicar algo en un medio de comunicación. Sin embargo, al estudiante le cuesta ceñirse a unos plazos y al resto de características de esa publicación: línea editorial, espacio, requisitos de calidad…
Por si fuera poco, a través de las bitácoras (por los comentarios que se reciban u ofreciendo el correo electrónico personal) se pueden acabar haciendo nuevas amistades e incluso obteniendo contactos profesionales que pueden ser de utilidad en un futuro. De esta manera, el estudiante blóguer no tiene por qué permanecer en la virtualidad, sino que la superará para llegar al encuentro con el otro. Lo dicho, el turno lo tienen los estudiantes.
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