Vuelta al cole
El último curso de carrera ya gatea. Yo me he perdido sus primeros balbuceos porque he estado en mi casa de retiro espiritual, pero ahí está el cachorro. Esta semana lo conoceré y me suena extraño eso de volver a clase después de este verano tan atípico que he vivido. Tanto me enrarecía (y estremecía) el regreso que he necesitado unos días para tragarlo porque, la verdad, me hace muy poquita ilusión. No sólo porque me haya sentido muy cómoda en mis divinizadas prácticas de este verano, sino porque, por el contrario, en clase me siento poco a gusto.
Estos días los he aprovechado para perrear mucho (perrear = hacer el vago). He escrito-leído sólo ficción, he subido al castillo, he estado dibujando… Me he prohibido postear en ningún blog (casi lo consigo, pero como sólo han sido un par de post tampoco cuentan demasiado... y hoy he estallado...). Ah, y me he tomado mi dosis de anime (dibujos animados japoneses), porque mira que tenía mono…Ahora le toca el turno a: profesores que pierden el tiempo en regañar sobre lo poco que leemos o redactamos y no utilizan ese tiempo para hacernos trabajar, nulo ambiente universitario, poca innovación, campus en el quinto pimiento en medio de una fría sierra, volver a comer a la hora de la merienda, una ciudad donde no existe ni el otoño ni la primavera… una rutina que te machaca y que, al final, te deja con las manos casi vacías.
Pero me queda en la lengua el buen gusto de este verano sin el calor y el aburrimiento de un verano de Jaén; buen gusto a pesar de haber perdido cuatro kilos y cierto sentimiento mutuo de abandono y culpabilidad en las relaciones Jaén-Madrid. Aparte de lo que he aprendido este verano, de las cosas que he podido contar y la gente a la que he conocido, ese viaje por Madrid… también me voy a acordar de unos grandes fines de semana y de poder disfrutar, por un tiempo, de las cosas y amigos que aprecias.
El verano ha muerto, ahora toca conquistar el curso. (Grito de guerra.)

0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Regresar