En la piel del otro
(Nota: Primer post a raíz de un viaje relámpago a París. Curioso que sea sobre televisión, habiendo como hay tantas cosas por comentar, pero mis neuronillas están algo desordenadas)
La telerealidad me persigue allá donde voy. Llevo cerca de un año siguiendo este formato y haciendo trabajos sobre él cada vez que la facultad me ha dado el pretexto. Y el martes pasado me lo encontré, haciendo zapping, en la TF1, la televisión privada de más audiencia en Francia.
La emisión en cuestión era de los mejores momentos de Vis ma vie (Vive mi vida). Se mostraba a una pareja joven con dos hijos que, al menos por una noche, intercambiaban sus papeles. Nathalie se iba de parranda con su hermana y sus amigas, y el marido (nombre ininteligible...llamémosle Jean o Pierre, o ambos) hacía de amo de casa.
Problemas: los que se quiera y más. Había que bañar, vestir y peinar a las criaturas, hacer la cena... Demasiado para el pobre Rodríguez. La crisis suprema se planteó cuando había que escoger el programa de la lavadora. Entonces sí, el abnegado marido llamó a su mujer por teléfono. Pero sacre bleu...ella tenía el móvil apagado.
Mientras, las cámaras mostraban a Nathalie con su hermana arreglándose y pintándose para ir a cenar y a la discoteca. La chica lamentaba que desde que tuvo a los niños había dejado de lado a sus amistades y ya no disfrutaba de la vida.
Aparte de que sea más entretenido o menos de ver, no deja de ser un formato interesante. Se han hecho cosas similares: el referente más claro que me viene a la cabeza es Living with the enemy (Viviendo con el enemigo), producido por la BBC y estrenado en 1998. Se podría decir que éste es el programa fundador de esta tendencia del docusoap basada en encarar dos posiciones o, en el caso del programa francés, intercambiar dos vidas con la intención, más o menos explícita, de enfrentar a alguien con ideas o estilos de vida contrarios al suyo. Las conclusiones pueden ser muchas y muy interesantes, o quedarse en nada. Que tampoco es grave ya que para gustos, los colores.
En Cataluña este formato tuvo su homólogo: En camp contrari, que era muy parecido a Vis ma vie. Así, han intercambiado sus roles habitantes del campo y de la ciudad, jóvenes lolitas y aplicadas estudiantes, activistas pro-cannabis y firmes detractores de las drogas...La lista de todas las opciones vitales que pueden contraponer es interminable.
Se ha dado muchas vueltas a la telerealidad (término amplio en exceso, sería un género) y en mi opinión, lo mejor que se ha hecho son estos seguimientos seriados de vidas anónimas, ya sea para conocerlas o enfrentarlas y generar debate. Aunque (peligro) a veces tiene cierto regusto de topicazo...como el programa francés. El hombre, de amo de casa por un día, a ver cómo se siente. Creía que Francia era un país más avanzado que esta patria nuestra. ¿Qué decir? Es televisión.
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