Últimas noticias sobre el periodismo*
Existe una lluvia de novedades que anticipan nuevos tiempos y nuevos estilos para el periodismo. La principal novedad es Internet, un espacio de comunicación donde cada día nacen miles de periódicos electrónicos, donde se forjan nuevas alianzas entre la información y los ciudadanos y donde se entrenan cientos de miles de periodistas y reporteros voluntarios, capaces de producir blogs (bitácoras) de gran valor, de alimentar chats extraordinariamente ocurrentes, de crear atractivas páginas personales y hasta de poner en pie sofisticados servicios de información especializados.
El 23 de junio, el boletín de Periodista Digital publicaba este artículo titulado “Nuevo siglo, nuevo periodismo” en la Tribuna de Opinión. Pertenece a Francisco Rubiales.
Pero existen otras iniciativas cargadas de simbolismo, como la experiencia de periódico electrónico coreano Ohmy News, todo un éxito de audiencia basado en el principio de “Cada ciudadano es un reportero”. El periódico, un curioso híbrido entre weblog y diario electrónico, cuenta hoy con 33.000 reporteros voluntarios, todos ellos lectores que hacen de periodistas y que, en conjunto, proporcionan al medio una información variopinta, fresca, viva, especializada y de incalculable valor. “Hemos creado un periodismo de ida y vuelta en el que los lectores no son considerados sujetos pasivos. Si lo quieren, cuando quieren, ellos también pueden ser reporteros, todos los ciudadanos pueden serlo”, dice Oh Yeon Ho, fundador y director de este revolucionario medio online que ha transformado la cara del periodismo coreano. "Funcionan como periodistas profesionales, debemos tratarlos como tales”, afirmó. Aclara que los reporteros reciben un honorario mínimo por sus notas que, de estar entre las más leídas, puede ser de hasta 17 dólares. ¿Por qué tanta gente hace un trabajo entusiasta por tan poco dinero? “Escriben artículos para cambiar el mundo, no para ganar plata. Ellos producen y leen. Es una forma de cambiar las cosas y en eso reside nuestro poder”, explica Ho.
La verdad es que lo de Ohmy News ya es viejo, pero me sirve para hilar el discursito de hoy, también muy a propósito de una nota anterior, la de la información-red. Día a día veo que nuestro papel (uy, qué riesgo esto de incluirme ya como periodista) no es únicamente el de cuentacuentos, sino el de conectar.
Un nuevo periodismo se está forjando en el universo de la comunicación y los periodistas profesionales corren el riesgo de quedar desplazados o, al menos, disminuidos por las corrientes renovadoras. Ese nuevo periodismo es más libre, escapa al control de las empresas mediáticas y conecta con valores en alza que sí están cerca del ciudadano y de la sociedad civil, como son el altruismo, la defensa de los intereses comunes y la lucha por colaborar con lo público y controlar, desde la sociedad, el poder del Estado. Los nuevos periodistas son más anónimos, menos estrellas, menos mercenarios y más cercanos a aquel primitivo periodismo del siglo XVIII que portaba una imparable fuerza ética, ciudadana y democrática.
Hasta ahora parece concebirse la figura del periodista como el monopolizador de la narración de la historia del presente. (Vaya juego de palabras.) Cuando se habla de la red, por ejemplo, se oyen ecos aterrorizados sobre la caída de la privilegiada figura del periodista. Nos gusta tanto contar que queremos ser los únicos que lo hagan. Pero no, señores y señoras, niños y niñas, los cuentos pertenecen a todos. No dejen que nadie quiera apoderarse de las palabras, por muy entrenado que pueda estar en la cocina de letras, por mucho que argumente que ha estudiado para hacerlo mejor que los demás.
Pongamos un ejemplo. Se abre el telón y sale un periódico local que, además de informar de lo que considera más importante de la ciudad, abre un espacio para que las asociaciones de vecinos cuenten más sobre sus actividades. Se cierra el telón, ¿cómo se llama la película? Para el nuevo periodismo, éste es sin duda un valor añadido. Maravillaría la participación y, encima, el periódico contaría con información más específica. Para el periodismo viejo, la obra de teatro se llamaría algo así como “Holocausto”. Supondría una amenaza: las asociaciones de vecinos compiten con la información general ofrecida.
El periodista al que me refiero parece como el ángel de la guardia de una comunicación total, no como al único y exclusivo comunicador. Es quien fomenta que las palabras vivan, no es sólo el que comercia con ellas. Si la comunicación la pueden efectuar los mismos ciudadanos, tanto mejor. El periodista les puede ayudar a orientarse, a buscar la mejor manera y el formato de información, a corregir errores, a filtrar información… Donde detecta sed comunicativa, allí pone un grifo.
*Es el título de un libro, pero es que viene muy a cuento.
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