Yo no viví la tele de antes
A continuación levanté el pequeño libro: "
La luz me cegaba, pero no tardé en empezar a hablar: "Yo no viví la tele de antes", dije. En ese instante pude ver algunas caras extrañadas por la forma de comenzar una reseña. Sin embargo me acomodé en el respaldo del sillón y continué.
“Por eso no puedo añorarla -giré la cabeza al darme de cuenta de que la cámara que me enfocaba había cambiado-. Por lo que me han contado y por lo que he visto en grabaciones, la televisión era un sueño entre amigos. Algo así como una asociación y un experimento. La televisión de hoy nada tiene que ver, por ejemplo, en horas de esfuerzo".
"A pesar de que se intente regresar al ayer, retomando programas antológicos como
La cámara volvió a cambiar y pensé que, como tocaba una inflexión en mi discurso, justamente era el momento oportuno para cambiar de perspectiva: "Pero no iba a recomendar este libro sólo por sus relatos cortísimos, graciosos y de ágil narrativa. Quería hacer algo así como -en ese momento alcé aún más el libro y lo señalé-, algo así como señalar el libro y decir: así".
"Así podría empezar todo. Este libro ha crecido con ideas como las que hicieron la tele de antes. Podríamos inspirarnos en ideas así para escribir los guiones de la televisión. Éstos podrían contener historias realistas y originales a la vez. Romper las formas, como hacen los cuentos de este libro".
Por último, para darle un gesto al final de la reseña, me levanté del sillón y miré fijamente a la cámara: "A veces nos preguntamos cómo hacer otra televisión. Pues esta es una propuesta, un así".
DISCULPEN LAS MOLESTIAS. Piti Español. Ediciones del Bronce, Barcelona, 1998.

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