Alicia, Bush y sus puertas
Alicia, la del País de las Maravillas, tiene que enfrentarse en cierta ocasión a una puerta diminuta. Su tamaño le impide la entrada, pero con un líquido consigue menguar. Lo que pasa es que no para de menguar y menguar, de manera que acaba encontrando una puerta inmensa que es incapaz de abrir.
Bush, el del País de las Libertades, como volvimos a escuchar en sus declaraciones del pasado domingo, sigue obstinado en llamar liberación a una guerra de intereses. Y no se enfrenta a una puerta, él es la puerta ridícula que nosotros tenemos que soportar.
A veces en la vida tenemos que enfrentarnos a puertas diminutas. Cualquiera ha sufrido una humillación familiar o ha tenido que adaptarse a las condiciones laborales cuando él aspiraba a más. Así Simancas, aunque tiene poca talla, ridículamente había crecido más que la puerta de la Asamblea de Madrid. ¿Puertas grandes? Tratar de reconstruir lo que otros "han liberado".
Esperamos ansiosos que Alicia al menos mezcle bien los líquidos para crecer y decrecer y que, por fin, se rebele contra ciertas puertas.
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