La carpeta abandonada
El otro día, ordenando la habitación, noté que seguía allí. Con la inercia del inicio del curso, las prisas, los apuntes, la había olvidado por completo. De Jaén me traje una carpeta con algunos de los trabajos que hice en las prácticas este verano, previendo que nos preguntarían cómo nos había ido. Nos lo han preguntado, pero inmediatamente después han seguido con su discurso programado. Claro que si tenemos alguna duda podemos preguntarla, pero solamente me gustaría que le echaran un vistazo, que me reafirmaran lo que yo ya sé que está mal y añadieran quizás algo. Pero no es su obligación, claro.
Se puede decir que traigo de Jaén una carpeta de ganas de reflexión. Pero ahí sigue, en la estantería. Sobre el escritorio vuelve a volar los apuntes y los trabajos de clase.
<< Regresar