Hoy fallé en lo más importante
Preparé bien la entrevista. Se trataba de un curso de verano sobre libros de viaje. Saqué citas sobre viajar para relacionarlas. Imprimí de Internet algún artículo para sacar ideas de ahí. Ideas interesantes como las siguientes:
- Libros de viajes reales y de viajes ficticios (relacionar con la Ilíada, la Odisea, el Quijote...)
- Los libros de viajes y la imaginación como sustitutos de los viajes cuando no hay dinero
- El fondo autobiográfico de los viajes
- Viajar como huída personal
- El viaje como instrumento educativo y de formación personal
- Diferenciar el turista con el viajero
- etc...
Incluso el entrevistado aportó una idea genial: relacionarlo con la universidad donde se celebra el curso. La Antonio Machado tiene el nombre de un poeta viajero, el que hacía camino al andar...
En fin, me documenté en la web de la UIA para saber más del curso. Redacté la entrada y las preguntas. Antes de proceder a hacer la entrevista estuve comentando mis ideas con el entrevistado en cuestión, tanteando (ver post del tanteo).
Cuando al fin pasó la entrevista, a pesar de que me habían surgido tantas ideas y prometían ser 10 minutos de buena conversación, no me sentía satisfecha. Me parecía que no había enlazado bien los temas. Que el invitado se había enrollado excesivamente y no había sabido cortarle.
Pero algo peor fallaba: ni siquiera recordaba qué cuestiones exactamente habían surgido... Hay entrevistas improvisadas que salen mucho mejor que estas tan preparadas y es por una sencilla cuestión: son una verdadera conversación en la que TÚ escuchas también...
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