PRÁCTICAS. Algunas conclusiones más
He practicado algo que no habíamos hecho en clase: la locución natural, la entrada al estudio sin redactar, las entrevistas, el directo desenfadado...
He leído muchísimos periódicos, sufriendo a la vez la escasez de noticias que se produce en verano y, sobre todo, en agosto.
He practicado cosas como la "amabilidad exasperante" y la tozudez. Eso, sobre todo, colgada al teléfono o a la guía telefónica. Todos los días tengo mi cita con la guía, a la cual estoy empezando a tomar cariño jajajaj. Y he descubierto que existe un misterio en todas las guías: ¿por qué los ayuntamientos tienen tantos números de teléfonos?, ¿por qué sólo unos cuantos señalan cuál de ellos es la centralita? (mira que las veces que he hablado con el hogar de los jubilados de pueblos perdidos)
Creo que en Protas se deberían practicar más géneros periodísticos, a parte de la entrevista (y la encuestita de la pregunta del día).
Una carencia que me he notado, en cuestión de conocimientos, entre las muchas que tengo porque es imposible hacer entrevistas tan variadas y estar versado sobre flamenco, diabetes y la historia de tal pueblo, es el conocimiento de las competencias de cada poder. Espero poder distinguir pronto un concejal de un delegado del gobierno y qué obligaciones tiene cada uno.
Ahora tocando la parte de las fuentes, quiero hacer una crítica constructiva. Los ayuntamientos, las asociaciones y todos en general no dan publicidad a lo poco que hay convocado. No hay suficientes agendas actualizadas, completas, en las que las personas puedan saber de los actos que se celebran.
Incluso a veces, cuando te enteras de rebote de algo, la gente se cierra y no desea hablar sobre esto. Así hoy un concejal me ha espetado por teléfono que no le gusta dar entrevistas. En fin, hay de todo: otros pagan porque se las hagan.
No creo que sea tan complicado enviar un fax a los medios (que no son tantos). Y, además, incluir en él un número de teléfono para que no nos vuelvan locos en los ayuntamientos (y los hogares de jubilados de pueblos perdidos).
En el fondo me siento muy bien por haber pasado por esta etapa, aunque todavía me queda bastante para perderle el respeto al micrófono. Después de dos años dándole al micro en clase y un poco también en Radio Complutense estaba empezando a pensar que nunca sería capaz de hilar algo coherente para la radio. Sin embargo, después de este periodo intensivo de "tirarse al vacío", sin comerlo ni beberlo, he estado haciendo entrevistas y saludando a mis oyentes por la calle. Me ha hecho mucha ilusión.
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