De cómo convertir a organismos, políticos y asociaciones en corresponsales de prensa
Hay bastantes cosas que me han faltado en estas prácticas para que las considere completas. Una de ellas, ya la he comentado bastante, es la de elaborar otros géneros. Pues otra no es más que la de salir a la calle, buscar la noticia, retransmitir algo, ser testigo, acercarse a la realidad, girar por los municipios ya que es una emisora provincial.
Cualquier persona no cercana a los medios se preguntaría cómo es que damos noticias de los pueblos y cómo nos enteramos de lo que allí acontece si tampoco tenemos corresponsales (al menos esta emisora, con la excepción de Linares y Alcalá la Real).
Pues olvidándose de lo que se genera a partir de otros medios, como periódicos, radio e Internet, la verdad es que las convocatorias de los sindicatos, partidos políticos, asociaciones, equipos de fútbol, organismos, clubs... es algo comúnmente utilizado.
Este uso no me extrañaría tanto si las noticias generadas fueran algo así como firmadas por sus primitivos creadores. Pero nosotros las tomamos, grabamos unas declaraciones de quien las haya realizado y nos apropiamos en cierto modo de la noticia. No decimos "la asociación tal nos ha contado que ocurre tal cosa", sino "ocurre tal cosa" -como si nos hubiéramos enterado nosotros- y a veces añadimos "la asociación tal opina esto de esa cosa".
Ejemplo simplificado (y parodiado)
CONVOCATORIA.- El sindicato tal convoca una rueda de prensa sobre la vendimia. Allí proporcionan datos sobre el perfil de los vendimiadores, los sueldos que reciben en euros y litros de vino, las zonas de destino. También les aconsejan a los trabajadores ciertas cosas.
NOTICIA.- Muchos mil jiennenses trabajarán este año en la vendimia francesa. El perfil del vendimiador es tal, va a cobrar tales euros y tantos litros y va a estar en tal sitio trabajando. El sindicato tal aconseja a los vendimiadores -a continuación se introduce un corte de sonido con la voz del sindicalista-: "no se beban el vino si van a conducir".
La diferencia, que quizás no se haya apreciado aún, es que le estamos otorgando a los gabinetes de prensa tal importancia (al depender nosotros de ellos) que las noticias que ellos no generen casi que no existen. Así tienen la oportunidad-no digo que lo hagan porque no lo sé- de otorgar mayor valor a ciertas cosas y omitir otras.
Me da la sensación de que somos como altavoces de lo que ellos envían por el fax. No sé si es correcto desconfiar de su labor, porque ellos al fin y al cabo son ciudadanos con su derecho a contar cosas, pero quizás sería más conveniente emplear fuentes propias, que no dependan de otros. Aunque la gracia es que tampoco nosotros somos independientes. Por otro lado, usar sus informaciones equivale a no escuchar a quien no posee un gabinete de prensa. (Los riesgos son dos por tanto: la dependencia que tengan de los mandatos de los organismos para los que trabajan y la omisión de las potenciales noticias de las gentes que no tengan portavoz.)
En fin, si hay que continuar con estos modos, lo importante es dudar de las informaciones que nos lleguen y tratar de darles otros enfoques y captar lo que pueda haber entre líneas. Siempre tendremos la posibilidad de actuar filtro, de valorar qué notas son más importantes. ¿Pero cómo valoramos lo que no nos llega al fax?
... Quizás sería interesante equilibrar mejor la balanza y que los periodistas regresaran de los gabinetes a los medios. Lo que faltan son los duros, ups, los euros para hacerlo.
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