PRÁCTICAS. Más sensaciones e ideas
Pánico al periodismo.
Es algo que he tratado ya en otra entrada y que me empieza a obsesionar. Por ejemplo, al tomar las últimas fotografías, las que pertenecen a esa búsqueda del ritmo en la arquitectura de Madrid, un señor me pidió (casi me exigió) que borrara las que había tomado de un edificio por tratarse de una propiedad privada. En fin, pronto no podremos escribir cuentos de Pedro y María porque esos nombres pertenecerán a alguien muy posesivo.
Igualmente me siguen ocurriendo ejemplos de completa desconfianza hacia mí y hacia los periodistas. ¿El último? En la presentación de una asociación de mujeres gitanas, uno de los creadores, al que pedí la palabra, me trató con extremado recelo y me evitó constantemente. No sé qué se le ocurrió en ese momento o si tengo un aspecto tan monstruoso que... ¡Pero bueno!, quizás si fuera un debate sobre el sueldo del alcalde, pero una organización así no tiene por qué generar polémica.
La frustración del trabajo en vano.
Ya lo había vivido sobre todo en Radio Complutense. Es algo muy ligado al periodismo, en el que lo que hayas preparado para hoy no suele servirte para mañana. Si tienes un reportaje de actualidad o una entrevista y la grabadora llora*, has perdido el trabajo realizado sin más remedio. Por ejemplo, un reportaje no puede ir sin sonidos. Se convierte en una misa sin ellos. Si te has documentado, si buscaste protagonistas y lo redactaste meticulosamente luego puede ocurrir que, al intentar emitirlo, el sonido no pueda ser utilizado porque no se dispone de una conexión a la mesa desde donde se emite. Y, ¡paf, la mancha!, reportaje a la basura.
Ejemplos así me han ocurrido también en mis primeros tanteos en Onda Cero y en mi intento allí por no sentirme completamente inútil.
En otro nivel se sitúa la gente que no habla. Es una especie bastante extendida, que también puede frustrar tus esfuerzos. Consiste en que, al tratar de realizar una entrevista o tomar unas declaraciones, el personaje en cuestión responda simplemente con dos palabras (una de ella es un monosílabo)... Rotundamente: no sirve. Por favor, atención a toda este tipo de personas. Hagan un esfuerzo porque, de lo contrario, por esa simple razón, no tendrán representación en los medios XDDDD. (Un corte de sonido suele tener sobre 30 segundos.)
Falta de formación técnicas e "interferencias".
Me lo habían anunciado pero no me permitieron evitarlo: en las prácticas me falta formación técnica. La profesión de técnico de radio tiende a ser asimilada por el periodista, que ahora empieza a elaborar todo el programa: tanto en contenido como en forma. No es que seamos tan ambiciosos, es que se nos exige así por intentar recortar aún más el personal. Me parece indignante que se pueda elaborar diariamente un programa matinal de actualidad y de hora y media de duración con una única persona.
Pero, ¿por qué no me dejaron aprender a utilizar una regleta, por ejemplo? Pues al parecer, en la universidad, sí que está reservado a los técnicos. Sí, así de estúpido y lejos de la realidad.
En la universidad tratan de preservar esa especie en peligro de extinción que es el técnico de sonido. Y también, profesionalmente, no sólo deberían conservar a los técnicos, sino a los mismos licenciados en periodismo. Lanzo este nuevo "SOS, salvemos al periodismo" (jajajajaja) porque si los periodistas nos estamos introduciendo en el terreno de los técnicos, muchas más profesiones amenazan al periodista.
Y es que, como señalan muchos, quizás es la única profesión que se permite ejercer sin la titulación. Por eso, en cualquier redacción, como la de Onda Cero Jaén, de toda la plantilla UNA ÚNICA PERSONA es licenciada en Periodismo.
* Llorar = La batería estaba baja y se ha grabado con una velocidad, digamos, variada... el resultado hace "llorar" a los que están hablando.
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