Una nueva asignatura
Si en el colegio se enseña la asignatura de Historia, ¿por qué no hay una de Actualidad? ¿No significaría esto estimular la visión crítica y la participación?
Viene de lejos esta idea, de septiembre de 2000. Su nacimiento fue curioso: "Hoy, la profesora de historia se quejaba de que debemos estudiar un tema demasiado cercano a nuestra fecha argumentando acertadamente que eso no es historia, sino actualidad". No había perspectiva histórica para valorarlo. En lugar de pensar en la naturaleza de la asignatura de Historia y sus limitaciones, se me ocurrió que -en general- la educación carece de algo básico: formación y reflexión sobre la actualidad.
Ninguna asignatura nos proporciona (directamente) herramientas para enfrentarnos a algo tan inmediato como es el presente y a algo tan extendido como son los medios de comunicación. Decididamente, en esta la sociedad de la información necesitamos ¡al menos sentarnos! para seleccionar, reflexionar, valorar y asimilar algunos de los estímulos que nos llegan.
En esta asignatura sólo se debatiría acerca de temas actuales (sociales, políticos, económicos, etc.) sin libros de texto, sino con periódicos, revistas, Internet, radio, televisión, etcétera. Se discutiría sobre lo cotidiano. Pero también habría que proporcionar algunas pautas para la búsqueda y valoración de la información que nos llega. También sería interesante que los mismos alumnos trataran de mejorar aquello que han criticado, que se vean en el papel del periodista y conozcan tanto las limitaciones y dificultades que tiene, como sus satisfacciones.
((Interferencia: En este punto, al menos personalmente, yo propondría que la información de la publicación ficticia que realizaran estos alumnos como práctica tratara sobre temas de solidaridad. Esta es una información que se suele abandonar y que puede contribuir a la formación humana de los alumnos.))
El mayor problema que le encuentro a esta propuesta es disponer de educadores que sean capaces de conducir una clase así sin acabar impartiendo sólo una doctrina personal. Estoy convencida de que influencias siempre habrá de lo subjetivo, pero al conocer a algunos de los profesionales que nos han intentado adoctrinar (y muchas veces lo consiguen) casi me aterra la idea.
Por supuesto que los profesores también deberían seguir unas pautas para impartir esta asignatura. Podrían incluso ser dos o más los que la dieran. Incluso podrían turnarse todos los miembros del claustro para que los alumnos no sean dirigidos sólo por uno de ellos.
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