Los lunes al sol, las noches a la intemperie 2
Hora de cenar. Un grupo de personas sin recursos
espera a que se abra la puerta del centro El
Refugio de Madrid. / Solidarios para el Desarrollo.
Un techo para mucha gente muy diferente
Los recursos sociales que se ofrecen a las personas sin hogar llevan décadas saturados y el pronóstico de mejora para un futuro, ya no sólo en España sino en toda Europa, es más bien pesimista. En la Unión Europea se otorga una gran importancia al tema de la exclusión y por eso se ha creado un observatorio europeo para este grupo de exclusión. Pedro Cabrera, que es profesor de Sociología en la Universidad Pontificia Comillas, participa en este observatorio.
Cabrera sostiene que: "hay unas 500 personas que se quedan fuera de la red de alojamientos de emergencia de Madrid, pero que eso no quiere decir que haya que construir un albergue de 500 plazas, sino intentar ubicar a la gente en pisos tutelados, en miniresidencias y albergues".
había dinero, he pisado muchos albergues
y me he visto alguna vez habitando la calle.
Es un ciclo. Cuando consigo un trabajo,
no me dura mucho, voy gastando el dinero
y, sin saber cómo, de nuevo estoy aquí".
Cabrera entiende que la creación de centros gigantescos sólo acentúa esta exclusión y cuenta que "alguien propuso crear la ciudad de los pobres: un macro hospicio para poder darles techo pero alejándolos de las calles. Esta concentración genera aún más rechazo hacia esta población".
Muchas veces es el rechazo de los otros ciudadanos lo que impide que los llamados sin techo puedan salir de su situación. En esas ocasiones, cuando encuentran una oportunidad, se les rechaza por sus circunstancias y tienen que volver a empezar de cero.
Henry ha pasado todas las fases de una persona sin hogar: "he dormido en pisos con amigos cuando había dinero, he pisado muchos albergues y me he visto alguna vez habitando en la calle. Es un ciclo. Cuando consigo un trabajo, no me dura mucho, voy gastando el dinero y, sin saber cómo, de nuevo estoy aquí".
Henry aparenta buena salud. Incluso suele hacer gimnasia en el Retiro. Es alto, de constitución fuerte y tiene el pelo corto y moreno.
Para no estar de brazos cruzados suele ir a una conocida librería a leer. Le suele interesar un libro de cocina en inglés porque, según dice, quiere aprender los términos en ambos idiomas. Pero justo hoy ha escogido otro libro. Se ha acordado de que, aproximadamente con 14 años, la lectura de un libro de citas le impresionó.
Orgulloso, comenta el descubrimiento de El libro de los mil sabios, un volumen del tamaño de una Biblia repleto de frases y lemas filosóficos. Henry apunta que ha inventado el que, desde su actual situación, es su lema: "yo creo que todo lo que existe se mueve. Y lo que no se mueve no existe".
El edificio donde Henry duerme, el centro Don de María, suele ser muy conflictivo. Mientras habla, gritos de broncas entre los voluntarios y los sin hogar le han interrumpido varias veces. Al lado de Henry hay un hombre que tiene heridas amarillentas en las plantas de los pies. El hombre se afana en quitarse trozos de piel levantada. Distraídamente, abandona la piel sobre las mismas tablas donde todos los hombres van a dormir. Sobre él hay otra tabla en la que cinco nigerianos charlan entre risas.
Entre la población sin hogar existe una gran cantidad de extranjeros que duermen en la calle. La asistencia a las personas sin hogar se ha desbordado por la presencia de inmigrantes como Henry que buscan un techo y un empleo. Sólo una minoría de los inmigrantes que llegan a España recurre a estos servicios, pero lo hacen en una proporción mayor que los españoles. Casi la mitad de las personas a las que atendió en el año 2.000 el Centro Municipal de Acogida San Isidro eran extranjeros.
a las personas sin hogar
llevan décadas saturados.
Pero no sólo es esta población de inmigrantes desempleados la que acabado en la calle. La imagen del típico hombre solitario, arisco y desaliñado se ha destruido como perfil de persona sin hogar. La población marginada y sin techo es ya un grupo heterogéneo. Al varón de mediana edad, hoy se le suman jóvenes de entre 16 y 24 años, inmigrantes, trabajadores temporeros, mujeres y grupos familiares.
Refiriéndose a esto, el sociólogo Pedro Cabrera comenta que, además de insuficientes, los recursos sociales son inadecuados por ejemplo desde el punto de vista del género. El número de mujeres está creciendo y las plazas para mujeres son muy pocas. Muchas veces no se proporciona el tipo de soporte que la persona requiere. Y todas no necesitan lo mismo.
Cabrera explica que esto se debe a que los que las atienden "siguen basándose más en el perfil de hace 50 años que en el actual. Por ejemplo: los inmigrantes que están en la calle en poquísimos centros hay la posibilidad de establecer un intercambio en la propia lengua, porque tradicionalmente no ha sido así. No se planifican las comidas teniendo en cuenta la diversidad cultural en el sentido de poca flexibilidad y poca adaptación".
Aunque en los últimos años los centros de atención se han diversificado de manera notable, según los datos de Cáritas Española, siguen siendo mayoritarios los comedores, roperos, albergues y centros de acogida. En Madrid, la atención de más baja calidad de las que se ofrecen la constituyen las medidas mínimas de emergencia que se ponen en marcha en los meses de invierno, lo que se denomina "campaña municipal contra el frío". Para ésta se habilita un pabellón en la Casa de Campo y se abre la estación de metro de Atocha.
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